Un topper no es más que una colchoneta fina que puede fabricarse en diversos materiales y distintos grosores de acolchado. Su función es la de proteger al colchón y/o modificar algunas de sus propiedades al colocarlo encima. Esto ofrece un extra de comodidad al usuario al tiempo que lo mantiene más limpio y evita el desgaste, aumentando su periodo de vida útil.
Su relleno puede ser a base de plumas, espuma, látex, fibras naturales o viscoelástica, y entre sus propiedades suelen incluir que es lavable y ajustable perfectamente al colchón, gracias a las gomillas elásticas que poseen en cada esquina. Según el material del que esté hecho se podrán ocultar, con más o menos éxito, las malas presiones que el colchón ofrece en algunos puntos del cuerpo del durmiente. Por otro lado, también según su composición servirá para equilibrar la temperatura del cuerpo durante el descanso.
El topper, por tanto, trata de cubrir algunas carencias que pueda poseer el colchón, aportando confort y un buen soporte para el cuerpo. Su ancho, de entre 3 y 10 cm, será el que aporte el descanso necesario según las características y necesidades de cada usuario.

La elección del topper
El mercado presenta una enorme variedad de posibles opciones de toppers donde elegir. Las medidas las darán las propias dimensiones del colchón, lo que va a depender directamente de la persona que lo va a usar será la adaptabilidad, la temperatura, la composición y la higiene.
La adaptabilidad
El primer punto que hay que controlar es la capacidad de adaptación que proporcione el topper. En este sentido, lo más habitual es que se utilicen los que están formados de viscoelástica, ya que es el que mejor se amolda a los contornos del cuerpo y, por lo tanto, el más adecuado para cubrir las necesidades de la mayoría, ya sea que la persona esté acostumbrada a dormir boca arriba o boca abajo.
En este punto es fundamental conocer qué tipo de grosor será el más conveniente. Generalmente, para los más pequeños se eligen de 3 cm, y de 6 cm para adultos. Esta altura deberá estar relacionada con la densidad de la viscoelástica, para que aporte un buen nivel de confort deberá superar los 50 Kg/m3.
Dentro de la adaptabilidad, también hay que contar con la capacidad para que se adapte no solo a la persona, sino, también, al propio colchón. Por este motivo, es fundamental asegurarse de que tenga los 4 puntos de ajuste elásticos. Para poder sujetarlo perfectamente deberá tener uno en cada esquina, solo así, aunque el durmiente se mueva mucho, el topper no lo hará.

La temperatura
El movimiento, si es constante, al igual que si se suele sudar o se es muy caluroso, está relacionado con la temperatura que debe mantener el topper. Para aquellos que pasen mucho calor por las noches, la elección más acertada será elegir aquellos fabricados a partir de látex natural. Aunque son algo más caros, los calurosos notarán la diferencia, ya que es más transpirable, duradero y flexible, elementos ideales para este tipo de personas.
El motivo que hace recomendable el látex natural para controlar la temperatura y hacer el descanso en las noches calurosas mucho más agradable no es otro que la apertura de las celdas que componen este material, que permite que el aire circule. Esta circulación va a facilitar una ventilación perfecta entre el cuerpo de la persona que duerme y la superficie sobre la que descansa. Una ventaja que también se recibe en las frías noches de invierno, ya que permitirá que se sienta cómodo y abrigado.
El concepto de transpirabilidad cobra importancia en este punto, ya que al ser transpirable no representa problemas de ventilación, siendo por tanto un factor de gran importancia para evitar la aparición y proliferación tanto de bacterias como de ácaros. En este sentido, un colchón viscoelástico cumple perfectamente con esta función, aunque sea un material sintético.
La composición
Cómo hemos comprobado a lo largo de este artículo, la composición es fundamental para encontrar el topper ideal para el descanso. Tanto la adaptabilidad como la transpiración van a definirse por el material del que esté fabricado.
Materiales sintéticos
Además de la viscoelástica o espuma de efecto memoria de poliuretano y que logra mantener la independencia de los lechos entre dos personas que duermen en el mismo colchón, existen otros productos sintéticos que proporcionan confort y durabilidad, como son los creados a partir de espumas técnicas.
La espuma de poliuretano de última generación es un excelente ejemplo de topper capaz de proveer al usuario de una gran adaptabilidad, aportando buena firmeza y un tiempo de respuesta muy parecido al látex. Del mismo modo, el látex, un tipo de goma natural que logra producir una espuma duradera muy suave es, además, hipoalergénica y antibacteriana, proporcionando un excelente apoyo y adaptabilidad al durmiente.
Por último, las fibras sintéticas son las más económicas por ser una imitación de los toppers de plumas. Aunque no proporcionan la amortiguación del látex o de la espuma, es una excelente alternativa para conseguir una mínima comodidad extra o apoyo al colchón tradicional.

Materiales naturales
Como ocurre con las colchas y edredones, si se busca la excelencia en los conceptos de adaptabilidad y comodidad en la temperatura, el lino, el algodón, el cashemere, el ágave o la crín de caballo, es decir, los productos naturales, serán los que ofrezcan el máximo confort.
El motivo por el que se consideran el lujo en el descanso en el mundo de los toppers no es otro que el ser una composición orgánica que se encuentra completamente libre de productos químicos o tinturas. Esto significa que no causará efectos alergenos en sus usuarios, siendo aptos y no peligrosos para cualquier persona. Por otro lado, posee la capacidad de repeler de forma natural los ácaros, las bacterias y los pequeños insectos que encuentran en estos lugares un hábitat de excepción para vivir y reproducirse.
La higiene
Para finalizar, y a colación del último punto, la elección de un topper debe tener en cuenta su mantenimiento. Para que pueda guardar la suficiente higiene un objeto que no puede lavarse en sí mismo, habrá que elegir el modelo que pueda desenfundarse cómodamente para ser lavado.
Es más cómodo si posee una cremallera en forma de L para quitar rápida y fácilmente la funda para lavarla a máquina, siempre a poca temperatura para que no encoja y pueda ser utilizada de nuevo .